Convivimos diariamente, y las más de las veces lo ignoramos, con autenticas bombas tóxicas en nuestros hogares. Las guardamos debajo de las fregaderas, en armarios, cajones, etc.

Muchas de esas sustancias son cancerígenas (clorofluorocarbonados, ftalatos, disolventes, propelentes, percloroetileno, benceno, tolueno, estireno, formaldehído, terpenos, almizcles artificiales, …), irritantes y carcinogénicas (tolueno, xileno, estireno, timol, fenol, formaldehído, bisfenol A, ácido sulfúrico, tolueno, benceno, naftaleno), altamente preocupantes para la salud o alteradoras del sistema hormonal: cloruro de metileno, pesticidas…), neuropatías, leucemias, o Parkinson (piretrinas / piretroides…).

Y sin embargo, existe alternativas saludables que debemos conocer y utilizar. No hay, en la información aportada, ni un ápice de exageración o de alarmismo informativo. Podríamos añadir muchísimos más datos sobre productos de uso diario en nuestros hogares y sus consecuencias para nuestra salud, pero no es el caso. Son suficientes los aportados para ayudar a tomar conciencia individual y colectiva del riesgo que asumimos. Debemos saber que los productos de limpieza e higiene son una puerta de entrada de tóxicos en nuestros hogares: productos químicos para la limpieza, ambientadores, detergentes, suavizantes para la ropa, blanqueadores ópticos, pesticidas domésticos, agentes antigrasas, disolventes, limpiacristales, lavavajillas, etc.

Existe la falsa creencia de que los productos de limpieza serán tanto mejores cuanto más agresivos sean, sin percatarse que esa es una peligrosidad que se vuelve en contra quien los utiliza. Las vías de entrada a nuestros organismos lo son por contacto o inhalación, no dejando de ser una contradicción que buscando limpiar nuestro hogar ensuciemos nuestro cuerpo.

Veamos algunos ejemplos, sobre los riesgos de exposición de esos productos, sobre los que se puede encontrar información en la página oficial de propio Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo: AEROSOLES: propano, óxido nitroso, cloruro de metileno…

– LIMPIADORES VARIOS: amoníaco, acetato de monobutil etilenglicol, hipoclorito sódico…

– JABONES Y DETERGENTES: sulfato de alquil aril poliéter, alcohol sulfonatos, alquil fenol poliglicol éter, polietilenglicol alquil aril éter, alcoholes, alquil sodio isotianatos, formaldehido…

– DESINFECTANTES: fenol, cresol, hipoclorito sódico, sales de amonio cuaternario, amoníaco, formaldehído…

– LIMPIACRISTALES: hidróxido amónico, amoníaco, isopropanol…

-ANTIGRASAS: Los disolventes de grasas: tetracloruro de carbono, tolueno, xileno, tricloroetileno…

-ABRILLANTADORES DE SUELOS: nitrobenceno.

La lista es mucho más larga y casi infinita, pero no hay porqué resignarse a exponernos ni a exponer a nuestros niños y niñas a esos cócteles químicos.

Existen alternativas naturales, eficaces, saludables y baratas.

Aquí te dejamos un enlace donde encontrarás muchas de esas soluciones:

Cualquier ampliación de información que precises puedes hacérnosla llegar. Por último, es necesario tener claro que no se trata de alterar nuestra vida, ni volver a la Edad de Piedra para conseguir magníficos estándares de higiene y limpieza doméstica sino de priorizar nuestra salud y la de nuestros seres queridos con medidas sencillas y eficaces. Pero sobre todo, se trata de estar bien informados y dejar de ser víctimas de una publicidad interesada y engañosa porque SI LA INFORMACIÓN ES PODER, LA ECOLOGÍA ES VIDA.